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Presidente del gremio de la construcción, Humberto Martínez, señaló que la incertidumbre actual, de cara a la segunda vuelta electoral, podría reducir la compra de viviendas no sociales, pero no la de las viviendas sociales porque la necesidad de las familias se mantiene.
¿Qué tanto podrían impactar en las expectativas de las empresas de la construcción los resultados de la segunda vuelta?
Aunque es muy pronto para saberlo, no creo que las expectativas de obras públicas se deterioren porque lo que es claro, independiente de quién gane, es la necesidad de reactivar la economía, y para ello, hay que generar más obras, más construcción. Eso es algo -pensamos- que de todas maneras va a pasar.
El problema podría venir por el lado de la vivienda porque son deudas que toman las familias en el largo plazo. Si las expectativas de largo plazo son claras, sólidas, si las personas sienten que hay estabilidad en su trabajo, tomarán los créditos y comprarán las viviendas. Pero si eso no pasa, el deterioro de la confianza afectaría al sector inmobiliario.
¿A quién podría golpear más la incertidumbre actual (demanda de vivienda social o no social)?
En el segmento no social, en los segmentos más altos que pueden esperar, lo más probable es que sea el único sector donde se revise a la baja las expectativas. Después, en el resto no. Hemos visto algo más serio como el tema de la cuarentena y la incertidumbre de cuándo se abría la economía, pero al final la venta de vivienda creció hacia noviembre y diciembre.
No debería sorprendernos que hubiera una retracción en las inversiones privadas, en la venta de viviendas, sobre todo en los segmentos más altos. Pero en los segmentos más bajos no vemos por qué el resultado de las elecciones tenga que detener la inversión en vivienda social, porque la necesidad está ahí, los créditos y la oportunidad están.
¿A inicios de este año, antes de las elecciones, había intenciones de invertir en el sector construcción?
La intención de invertir estaba fuerte. Recordemos que en enero el PBI de la construcción creció 15.2% y en febrero -proyectamos- habría crecido más de 15%. El consumo de cemento también creció en los primeros dos meses del año. La verdad, se esperaba que en el 2021 el sector crezca 12% (según CAPECO). Esas expectativas hoy día se van a tener que revisar, porque no se esperaba una segunda vuelta tan polarizada, y sobre todo, que nadie fue consciente de que pasen dos candidatos que no alcanzan el 20% del total de votos válidos.
Los Mensajes
¿Cuál es el primer mensaje o señal que tendría que dar el nuevo presidente o presidenta para impulsar la inversión privada, sobre todo en el sector inmobiliario?
En este país es posible generarse las transformaciones necesarias para atender la crisis sanitaria, de empleo, económica, y ayudar a salir a peruanos de la pobreza.
Y eso puede coexistir saludablemente con las grandes inversiones que tiene este país, en minería, energía, retail, en servicios en el Perú. Lo que se necesita es un mejor diálogo entre los sectores públicos y privados y ese es el mensaje que tienen que dar ambos candidatos, esta conversación entre el sector público y privado para que el país funcione y vaya resolviendo sus problemas.
¿Cuán importante será que el próximo Gobierno impulse la creación de suelo?
El tema del suelo es gravísimo, hemos visto en los últimos días invasiones. Resolverlo, permitiría dar más vivienda a las familias de manera formal, con servicios adecuados, entre otros.
Para eso, se necesita la Política Nacional de Vivienda y una Ley de Suelo, que le permita al Estado tomar control para usar su propio suelo, los mayores terratenientes son el Estado y las comunidades campesinas. El Estado tiene que ser un mejor administrador del suelo.
En el caso de Lima Metropolitana, ¿qué distritos tienen mayor potencial para desarrollos inmobiliarios?
Todos los distritos en Lima avanzan de manera pareja, pero un crecimiento importante es el que registra la llamada Lima Moderna (Pueblo Libre, Jesús María, Breña, Lince, Magdalena del Mar).
El problema que se presenta ahora para las construcciones es el cuestionamiento que hace la Municipalidad Metropolitana de Lima al Reglamento Especial de Vivienda (que promueve vivienda social); esto puede poner en riesgo el buen ritmo de crecimiento.
Como parte de la Política Nacional de Vivienda y Urbanismo, el Ministerio de Vivienda busca que el tamaño mínimo de la vivienda social sea de 50 m2 (actualmente está entre 20 m2 y 40m2). ¿Se puede lograr?
Es adecuado que la vivienda tenga mejores condiciones, pero tiene que ir de la mano de que esta vivienda sea financiada. El ministerio tiene que elevar el requisito de la calidad de vivienda, pero a la vez elevar subsidios.
Impulsar Proyectos en Provincias
Si bien Lima concentra el mayor número de venta y construcción de viviendas formales, el presidente de CAPECO refirió que se debe impulsar proyectos también en las principales ciudades del país. Mencionó que Arequipa es una de las regiones con mayor potencial siempre que se destrabe el plan urbano de la ciudad; de hecho, Martínez recordó que en esta ciudad, la ocupación informal incluso ha superado a la formal en número de hectáreas, por lo que se debe impulsar el mencionado plan.
“¿Dónde hay más oportunidad? En las grandes ciudades. En estas ciudades ya se generó una dinámica porque construir requiere un plan, suelo saneado, provisión de redes de servicios y también implica dar créditos hipotecarios. ¿Dónde es más fácil fortalecer programas de vivienda? Además de Lima, Chimbote, Ica, Arequipa, Trujillo, Chiclayo y Piura”, remarcó.
Fuente: GESTIÓN
