A pesar de que los resultados del 2020 estuvieron bastante cerca de sus proyecciones iniciales (US$ 90 millones), las ventas de alrededor de US$ 72 millones que finalmente lograron no han sido suficientes para que Líder Grupo Constructor vuelva a ver el 2021 con mayor optimismo.
“Visualizábamos que el 2021 iba a ser políticamente turbulento y asumíamos que la pandemia no se iba a poder resolver este año, inclusive pensamos que no vamos a estar del todo afinados para finales de año”, asegura Giovanni Boldrini, gerente general de la inmobiliaria de la familia Wiese Moreyra.
Por esa razón, estima que las ventas de Líder este año serán similares a los más de US$ 70 millones que alcanzaron en el 2020 y para lograrlo continuarán apostando por nuevos proyectos en Lima, específicamente en los segmentos C+ y B–, que es donde mejor les ha ido a pesar de la pandemia.
“En Lima mantendremos siete proyectos y compraremos uno o dos terrenos para iniciar un proyecto este año en las zonas que más nos gustan como Comas o Los Olivos”, afirma y aclara que deben pasar por lo menos seis meses después de adquirir el terreno para concretar el lanzamiento de una nueva propuesta.
Mirada positiva
Pero a pesar del crecimiento ‘flat’ que registrarán este año, el 2022 sí se proyecta con más optimismo para Líder. Y no solo se preparan para lanzar nuevos proyectos en la capital, también retomarán su apuesta por Arequipa, el segundo mercado en el que tienen presencia.
“En el 2022 de todas maneras vamos a crecer y eso involucra un crecimiento en Lima y Arequipa porque lo del norte del país, en donde tenemos algunos terrenos, va a depender de cómo reaccione el mercado y, hasta que eso suceda, seguiremos en los dos primeros mercados”, señala.
Sobre las metas que tenían planteadas para el 2023, año en el que proyectaban entre S/ 400 millones y S/ 450 millones en ventas, Boldrini sostiene que aunque el objetivo de Líder radica en “crecer lo más rápido posible”, recién en un par de meses podrán asegurar si apuntan a esos números o si estos serán más auspiciosos porque por estas semanas están abocados a concretar su nuevo plan para los próximos cinco años.
“Queremos crecer lo más rápido posible pero siempre mirando con atención el mercado y viendo qué proyectos nos interesa abordar según el tamaño y el mercado. No puedo dar cifras porque estamos en pleno proceso de formulación del plan que estará listo en un par de meses”, señala.
Por lo pronto, y como parte de ese plan, han descartado la posibilidad de volver a apostar en el corto plazo por una residencia estudiantil como la que tienen al frente de la Universidad Católica. Hoy sus residentes no son estudiantes sino ejecutivos jóvenes y solteros, y optaron por ese cambio para no perjudicar a los propietarios.
“Modo ha sido el más afectado de nuestros proyectos. Se vendía bastante bien y el alquiler ya había respondido, teníamos 70 alumnos inscritos como inquilinos pero con la pandemia no tenía sentido la mudanza y la venta se paralizó porque quién va a comprar para alquilar si no hay clases. Lo que queda por vender sí ha sido muy difícil y la venta ha sido muy lenta, debe faltarnos un 40% y por eso hemos descartado replicar esa propuesta”, explica.
Demanda cambiante
Sobre los cambios que han tenido que hacer –al igual que otras inmobiliarias– para adaptarse a las nuevas demandas que han aflorado tras la pandemia, Boldrini sostiene que además de implementar áreas coworking que vayan de la mano con el trabajo híbrido, también han tenido que hacer otros cambios.
“No solo la tendencia de la oficina/hogar va a continuar, también hemos implementado zonas de ‘pet spa’ porque hay una tendencia fuerte por tener mascotas, además de parqueos de bicicletas o zonas de recarga de scooters eléctricos porque mucha gente se seguirá moviendo así”, afirma seguro de que la tendencia seguirá apuntando a departamentos más funcionales.
Fuente: GESTIÓN.