Hasta hace seis meses, los desagües de Villa El Salvador, Miraflores, Barranco, Chorrillos, Surco y San Isidro iban directamente al mar. Una enorme mancha marrón –y en ocasiones roja– se expandía a diario desde el boquerón de Chorrillos. En ese punto un ducto de Sedapal vertía los desagües de 2,6 millones de limeños.
Desde setiembre del 2016, la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) La Chira, que costó S/360 millones, recibe todas esas aguas contaminadas y las arroja a una distancia de 3,6 kilómetros desde la orilla a través de un emisario submarino (ducto). Ayer, el ministro de Vivienda, Edmer Trujillo, inspeccionó la obra.
La concesionaria La Chira le informó al ministro que, según sus monitoreos, la contaminación del mar bajó entre la quebrada de Armendáriz (Miraflores) y Conchán (Villa El Salvador).
“Hubo una reducción tanto en coliformes fecales como en contaminación orgánica. Antes de las operaciones, los valores estaban por encima de los estándares de calidad ambiental, y ahora estamos viendo que, en cinco meses y medio, los niveles de contaminación están por debajo de los límites que marca la norma”, afirmó el gerente general de la PTAR La Chira, José Luis Rubio Trigueros.
En el punto de medición más cercano a la playa La Herradura, los monitoreos arrojan que en julio del 2016 había un valor de 5.400 coliformes fecales por cada 100 milímetros de agua. En enero de este año se registraron solo 6,8. La concesionaria tiene en total 22 puntos de monitoreo en el océano.
Cada mes esta obra impide, además, que 1.200 toneladas de residuos lleguen al mar. Desde animales muertos hasta bolsas de basura terminan en sus depósitos.
Fuente: EL COMERCIO