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Por: Ing. Diego Panizo Ríos, MSc. PSP
La realidad supera la ficción es una frase que toma sentido cuando nos referimos a incendios. Solo basta con ver en las noticias: edificios consumidos por la llamas, rutas de escape invadidas por el humo, y personas que fueron alertadas por el mismo fuego con pocas probabilidades de salir ilesos de la emergencia.
Todas estas imágenes, producto de sistemas ineficientes o que fueron concebidos como elementos puntuales sin una estrategia adecuada, aunque parezca inverosímil, en su gran mayoría, pudieron ser evitados o contrarrestado haciendo uso de las herramientas que hoy en día tenemos disponibles. Siempre y cuando, estas sean aplicadas por profesionales capacitados y competentes desde su concepción hasta su implementación y uso.
Una de ellas es el Sistema de Detección y Alarma. Esta Herramienta, muchas veces mal concebida como únicamente la agrupación de dispositivos de notificación y de detección automática y manual deja, bajo esta concepción, acéfalos a todos los demás sistemas de protección contra incendios.
El Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE), desde la fecha de su publicación en el 2006, establece en la norma A.130, Art. 56 , que los sistemas de Detección y Alarma deben interconectarse y trabajar en conjunto con distintos dispositivos y sistemas de protección a la vida.
Bajo este contexto, resulta inconcebible que tras más de 10 años de su publicación, un gran porcentaje de edificaciones han sido construidas respetando solo los dos primeros puntos de dicho artículo. Es por ello que, en las siguientes líneas buscaré brindar algunas razones adicionales a la importancia de un sistema de detección y alarma de incendios que controle, monitoree y/o supervise los demás sistemas de protección contra incendios.
Los sistemas de extinción de incendios, en base a agua u otros, tienen una serie de dispositivos encargados de monitorear su correcto estado, así como su operación. Estos dispositivos han sido concebidos como elementos remotos que deben enviar sus señales a un panel centralizado, como es el de detección y alarma de incendios. El obviar esta interconexión, deja a los operadores del sistema o respondedores sin las herramientas necesarias para identificar si el sistema funciona o funcionará correctamente, o más aún, si este si quiera ha entrado en funcionamiento cuando fue requerido. Es la activación y el monitoreo sobre estos sistemas de extinción, los que brindan un complemento indispensable en la identificación de un incendio, como elemento de entrada para la posterior activación de los mecanismos de alarma que promueven la evacuación de las personas.
Como complemento a la evacuación, se encuentran aquellos sistemas que sirven para permitir que las rutas de evacuación permanezcan seguras a lo largo del desplazamiento de los ocupantes de una edificación hasta una zona segura. Entre estos sistemas, se encuentran los de presurización, de administración de humos, de control de accesos, entre otros. Resulta pues impensable, o al menos inapropiado, que estos sistemas cuenten únicamente con mecanismos de activación manual, aislados de una estrategia integral, esperando que sea el operador del sistema, el que una vez producido el incendio, sea el que proceda a su activación (en muchos casos local).
Existen por otra parte, sistemas que sirven para el transito vertical fuera de situaciones de emergencia, habitual en cualquier edificación de altura, como son los ascensores, que en caso de incendios deben ser desactivados (salvo para el uso de bomberos bajo las circunstancias apropiadas) ya que pueden quedar bloqueados en el piso del incendio cuando sus mecanismos de detección de personas son activados por el humo.
Fuera de los sistemas antes mencionados, cuya concepción es la de ayudar a proteger la vida de los ocupantes de una edificación, existen aquellos que sirven para la operación o el confort de los mismos. Uno de estos sistemas es el de ventilación, cuyos ductos son aprovechados en caso de incendio como un medio para que el humo se desplace libremente a lo largo de la edificación. Este libre desplazamiento, puede ser evitado tanto apagando los equipos destinados a la inyección de aire, como haciendo uso de dampers que eviten el desplazamiento del humo o fuego. Resulta entonces evidente, que la única forma de evitar estas condiciones, es a través del control del equipamiento previamente mencionado, siempre que haya sido dispuesto de la forma correcta como parte de la estrategia de protección contra incendios de la edificación.
Queda entonces claro, que no debería existir una justificación dentro de lo razonable, para que un profesional con las competencias necesarias para diseñar un sistema de Detección y Alarma de Incendios, dentro de una estrategia de protección contra incendios planificada, no realice las conexiones necesarias entre el sistema que diseña y todos los demás sistemas anexos mencionados previamente. Si no deseamos guiarnos por lo netamente normativo, al menos entendamos las razones que se esconden tras el requisito normativo y decidamos si no nos parece absolutamente necesario.
