abril 24, 2025
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Viviendas más seguras: reto compartido

En tiempos de continuos terremotos, tsunamis, inundaciones y deslizamientos que cada año cobran en el mundo miles de pérdidas humanas y materiales, el aporte que la ciencia y la tecnología hace para lograr construcciones más resistentes y menos vulnerables es fundamental, pero sigue siendo un reto permanente.

Los expertos en reducción de desastres admiten que con frecuencia la naturaleza supera y pone a prueba muchas veces las predicciones de los modelos sismorresistentes. Solo así se explica que construcciones consideradas altamente resistentes hayan colapsado tras un terremoto.

El desafío, en esa perspectiva, apunta a una mayor exigencia en la formación de profesionales, a universidades capaces de lograr que las nuevas tecnologías sean aplicadas por sus estudiantes desde un inicio, de manera que promuevan y respalden proyectos que contribuyan a reducir la vulnerabilidad de las construcciones.

Por ejemplo, en la Universidad Nacional de Taiwán, el currículo está diseñado para que los estudiantes de ingeniería estructural diseñen sus proyectos, bajo la filosofía de “aprender haciendo”, con lo cual han impulsado la ejecución de obras basadas en las iniciativas de los jóvenes.

En el Perú, en los laboratorios de investigación, como el CISMID de la Universidad Nacional de Ingeniería, se desarrollan proyectos a escala de construcciones y/o reforzamiento de viviendas para hacerlas más resistentes a un movimiento sísmico. Iniciativas que merecen mayor repercusión y apoyo.

Sin embargo, más allá del tema de la prevención, está el problema de la informalidad. La autoconstrucción predomina en gran parte de las construcciones de vivienda. En Lima, el 75% de predios no tiene licencia de construcción.

Las viviendas autoconstruidas son levantadas sin considerar las características del suelo, morfología, topografía y geología de la zona, surgen sin ninguna guía técnica y menos sin seguir normas de diseño sismorresistente. Y según los expertos, las viviendas son las estructuras que más colapsan tras un sismo.

Hoy que las nuevas tecnologías y la investigación científica aplicada a la ingeniería estructural aportan al diseño sismorresistente y abren nuevas posibilidades a construcciones con menor riesgo, urge plantear estrategias de solución para la autoconstrucción. Es un aspecto del problema en el que la ingeniería, la arquitectura y otras disciplinas tienen mucho que aportar.

Un trabajo más articulado entre el Estado, las universidades, los colegios profesionales y el sector privado es necesario si queremos garantizar viviendas seguras, particularmente en los lugares más vulnerables. La gestión de riesgo de desastres es una responsabilidad compartida, y promover la investigación y la ciencia desde la formación profesional en este campo, debe formar parte de la prevención.

Fuente: EL PERUANO.

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