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Vinio Floris: Lima tendría serios problemas de abastecimiento de agua en 2030, según el Banco Mundial

En entrevista con el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), Vinio Floris, docente y director del Centro de Gestión de Agua y Medio Ambiente de la Escuela de Postgrado de GĚRENS, dio a conocer los grandes retos que tiene el Perú en cuanto a gestión de recursos hídricos y el aporte del sector minero para su éxito.

Hoy Perú sufre sequías en distintas regiones, las cuales vienen afectando la economía de miles peruanos que dependen actividades como la agricultura. ¿Cómo se debería afrontar esta problemática?

La estacionalidad hidrológica siempre muestra épocas de escasez y abundancia de agua. Hoy tenemos los efectos de La Niña que están ocasionando una sequía plurianual, más tarde serán otros factores que induzcan graves inundaciones en el territorio. Sin embargo, hay herramientas analíticas de planificación (largo plazo) y operación (corto plazo) que nos ayudan a buscar escenarios óptimos para usar más eficientemente el recurso hídrico en su cantidad, calidad, espacio y tiempo. Estas son capaces de producir pronósticos y simular escenarios de gestión y beneficiarían grandemente a un país tan diverso como el Perú. Obviamente estas técnicas nunca funcionarán si no se tiene el consenso de todos los actores involucrados.

¿Y algunas de estas herramientas se usan actualmente en el país?

Sí. Un ejemplo de estas herramientas analíticas es el Plan de Gestión de Sequías implementado en Caplina y Locumba en Tacna, con el apoyo de la empresa minera Southern Peru y CSIRO, una dependencia de investigación y desarrollo del gobierno de Australia. Este es un sofisticado instrumento de gestión usado por las diferentes organizaciones gubernamentales que permite hacer pronósticos y tomar acciones de control y mitigación en escenarios diversos de ausencia de luvias. Este es un primer esfuerzo a nivel nacional que muestra resultados tangibles de éxito. Esto puede ser replicado como mejor práctica que podría ser expandida a otras regiones del Perú.

¿Qué se ha venido haciendo en el Perú desde el sector público y privado para solucionar temas como la distribución del agua?

Se han hecho avances importantes con la implementación de los Consejos de Recursos Hídricos de Cuenca, la mejora de la capacidad institucional de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y sus organismos descentralizados, el fortalecimiento del Sistema Nacional de Información de los Recursos Hídricos, y otras actividades importantes de gestión. Se ha avanzado también en promover una más avanzada cultura del agua. Todo esto ha redundado en una mejor distribución del recurso y aumento de su eficiencia de uso.

Ha sido un trabajo en conjunto entre el sector público y privado…

Sí, vale destacar que ha habido participación directa del sector privado y público y la sociedad civil. Sin embargo, estas han sido iniciativas en ciertas zonas y no en todo país. Todo esto ha se ha venido gestionando con el apoyo financiero del Banco Mundial y el erario nacional. Esperamos que estas instituciones creadas o fortalecidas sean institucional y financieramente estables cuando termine su financiamiento y sirvan como lecciones aprendidas para expandirlas al resto del país.

¿Cómo está el Perú en cuanto a infraestructura hídrica respecto a otros países de la región o el mundo?

La infraestructura hidráulica en el Perú es bastante modesta, especialmente en el sector rural, en comparación con los países más avanzados de la región. No sólo falta infraestructura física, sino también programas de operación y mantenimiento óptimos con profesionales técnicos operando los sistemas con una visión de gestión integrada de los recursos hídricos en la cuenca hidrográfica.

Como acoté arriba, no sólo la infraestructura hace que ocurra la buena gestión. Se requiere técnicos competentes y, sobre todo, consensos en las tomas de decisiones con todos los actos de la cuenca.

Hace varios años atrás se decía que Perú solo contaba con el 10% o 20% de reservorios que necesitaba, ¿cuánto ha cambiado esa situación?

Ha habido avances importantes, pero hay un largo trecho por recorrer. Por ejemplo, en La Libertad se han instalado más de 10.000 reservorios pequeños y medianos en los últimos años que ayudan a cosecha el agua y favorecen su uso sustentable. La mayoría de estos no son solamente infraestructura “gris” sino también “verde”, amigable con el medio ambiente. Permítanme acotar que nuestros grandes reservorios de agua, que son los glaciares, están desapareciendo raudamente. Esto está teniendo y tendrá efectos nocivos irreversibles en los ciclos hidrológicos. Es imposible económica y ambientalmente hacer gigantescos almacenes de agua para reemplazarlos.

¿Y qué deberíamos hacer al respecto?

Hay que aprender y usar lo que descubrieron los sabios antepasados de las culturas prehispánicas que eran duchos en estas técnicas. El uso de amunas y reservorios de infiltración son una gran alternativa, pero como mencioné arriba, tienen que ser acompañados de técnicas modernas de análisis, buena disponibilidad de data en tiempo real y, sobre todo, técnicos competentes que puedan optimizar la oferta y demanda de los diferentes sectores (incluyendo el ambiental).

¿Cuáles son los principales obstáculos para tener una mejor gestión de recursos hídricos en el Perú?

Quisiera comenzar diciendo que un reciente estudio del Banco Mundial dice que el 2030 Lima tendría serios problemas de abastecimiento de agua. ¿Se resolverá esto construyendo más reservorios en las partes alejadas de las cuencas con inmensas inversiones dada su lejanía y altitud? En parte esto es inevitable, pero hay un tremendo reto pero, a la vez, una gran oportunidad para mitigar considerablemente la construcción de costosos embalses: gestionar mejor la poca eficiencia del sistema de distribución y almacenamiento y disminuir drásticamente el agua no contabilizada.

Hay varios obstáculos y mencionaré los principales a mi modo de ver. Primeramente, el financiamiento es uno de los principales. Se requiere financiar proyectos que sigan los principios del desarrollo sustentable y que, especialmente, sean económicamente sustentables por si solos. Hay muchas experiencias de proyectos que se han financiado y luego han sido abandonados a su suerte. Hemos sido buenos “dando pescado” pero hemos hecho” poco ensenando a pescar”.

Un segundo obstáculo es la poca disciplina de excelencia operativa y de mantenimiento. Un tercer obstáculo es la falta de una cultura de consenso. Vemos que una de las mayores fuentes de conflicto está relacionado con el recurso hídrico. Un cuarto obstáculo es el desorden e informalidad. Esto crea externalidades negativas, difíciles de gestionar especialmente cuando son, en general, muy mal manejadas con subsidios transversales que favorecen el desperdicio, por ejemplo.

¿Cómo podríamos impulsar una gestión social de los recursos hídricos?

Esta es la parte más complicada. Como lo he dicho anteriormente, hay que establecer una cultura de consenso entre todos los estamentos: Estado, sociedad civil, empresa privada y, uno que comúnmente dejamos de lado y que es de gran valor, la academia. Es posible tener múltiples situaciones ganar-ganar simplemente con llegar en un acuerdo de las partes. Si se hace un mapeo de las funciones y responsabilidades institucionales en materia de agua en el país, encontramos una gobernanza con brechas y extrema duplicidad. Definitivamente la gobernanza se tiene que mejorar, pero no necesariamente con más legislación (que a veces es necesaria) sino con fortalecer las instituciones y sus profesionales. Esta es una debilidad extrema en el Perú.

Otro tema que preocupa es la creciente contaminación del agua de los ríos que afectan la salud de los peruanos. ¿Cómo revertir esto?

Efectivamente el Perú tiene un agudo problema de contaminación de sus cuerpos de agua. A mi modo de ver, el principal contaminador son los gobiernos (a diferentes niveles) que descargan aguas y desperdicios sólidos contaminados muchas veces sin tratamiento alguno. Esto ha causado y seguirá causando problemas gravísimos a la salud. La organización iagua (2016) reportó que el gran nivel de muertes por cáncer al estómago (principal causa de muerte vinculada a cáncer en el país) se debe en gran medida por la infección con la bacteria Helicobacter pylori, propio de aguas sin o poco tratamiento apropiado. Aun cuando la data e investigación es muy escasa, este es un caso alarmante de impacto a la salud pública. Lo hemos visto durante la pandemia del COVID-19 en que las tremendas limitaciones de acceso al agua han exacerbado y promovido impactos letales a la sociedad.

Revertir este proceso no es fácil y es sumamente costoso, pero se tiene que buscar solucione sustentables. Pienso que adaptando el exitoso modelo de contaminación por aire de los Estados Unidos de América, con la ley del Aire Limpio, es una solución, pero requiere ser repensado y diseñando para la realidad nacional pues el agua es muy diferente al aire. Esta ley permitió que se page por contaminar poniendo limites (que se estrechan con el tiempo) a los emisores. Además, se creo un mercado financiero de intercambio de contaminantes muy activo. Tal vez suene extraño sugerir que se pueda permitir contaminar con tal que se haga un pago. Este es solo el principio, pero nos toca descubrir los detalles para que se cree desarrollo y se genere valor pues hay valor también en las aguas residuales y que lo estamos desperdiciando.

¿Qué tendrían que hacer el gobierno y las nuevas autoridades que asumieron recientemente?

El Centro de Convergencia y Buenas Prácticas Minero-Energéticas (RIMAY) creó en el 2020 el Grupo Técnico de Gestión de Recursos Hídricos. Esta iniciativa fue patrocinada por el Ministerio de Energía y Minas y el Banco Interamericano de Desarrollo y fue presidida por el suscrito. Pasamos gran parte de ese año y el 2021 con un grupo multiactor aprendiendo de mejores prácticas de la gestión del recurso hídrico en la cadena del valor de la minería. Estuvieron representados los cuatro grandes estamentos: Estado, sociedad civil, empresa privada y academia. Fueron incluidos también representantes de instituciones de la banca internacional de desarrollo y organismos de países donantes y otros expertos en recursos hídricos. Fue, pues, una gran mesa de dialogo con resultados altamente positivos.

Esta es una iniciativa que se debería priorizar. En todo momento las diferentes partes discutieron temas de gestión de los recursos hídricos llegando a un gran nivel de consenso y fue una fuente importante de nuevas iniciativas. Este grupo está presto a continuar su función, pero se requiere que el gobierno participe. Hago un llamado para el que Ministerio de Energía y Minas (que fue uno de los creadores de RIMAY) tome su función de liderazgo y continue esta importante iniciativa.

¿Qué ejemplo exitoso deberíamos seguir para poder cambiar esta situación?

Justamente en la discusión de RIMAY Grupo Técnico de Recursos Hídricos se analizaron 17 estudios de caso que son ejemplos de mejores prácticas en el país. Estas experiencias pueden cambiar la gestión del recurso positivamente no sólo en la minería sino en otros sectores. El dialogo y el impulso de estas actividades crea una sinergia para todos los miembros de la comunidad. Me viene a la memoria un ejemplo concreto que es, en mi opinión, el mejor modelo de participación público-privada en el Perú. Me refiero a la planta de tratamiento de aguas residuales de La Enlozada en Arequipa.

Esta obra limpia las aguas poblaciones (que antes eran arrojadas crudas al rio con todas las externalidades posibles) y hace que parte de esta regrese al rio completamente saneada para su uso agrícola y disfrute ambiental de su exosistema. Otra parte es usada para la operación minera de Cerro verde. Esta es una solución ganar-ganar que ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales. Otro ejemplo es el extraordinario trabajo es el que hace la Asociación Pataz y la Mina Poderosa en el ande liberteño. La mejora de la gestión del recurso hídrico para uso poblacionales se ha mejorado de tal forma que es un referente en el país y es un estudio de caso a seguir con relación a mejores prácticas de recursos hídricos y compromiso comunitario.

¿Cómo podría contribuir con este cambio la industria minera?

La industria minera puede ser un elemento fundamental para apalancar el desarrollo y sacar adelante iniciativas que grandemente favorezcan la gestión del recursos hídrico. Se pueden, pues, crear muchas Enlozadas y muchas otras Asociaciones Pataz. Sin embargo, todo esto debe seguir un plan de desarrollo en la cual el mismo desarrollo esté en el centro y no necesariamente una operación minera. Esta visión tiene también que enfocarse en la cuenca hidrográfica pues de lo contario se buscarían soluciones aisladas que podrían crear externalidades negativas aguas arriba y/o aguas abajo. Los recursos del canon, obras por impuestos y otros pueden ser los motores de una revolución sin precedentes de un recurso alta y tristemente maltratado. Cuando esto suceda, la verdadera sostenibilidad podrá florecer. No me queda la menor duda que el agua es el ingrediente primordial del bienestar y el progreso.

 

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